A vino nuevo, odres nuevos

Calificado por algunos como “espada de doble filo” o “lengua sagaz”, Fausto Antonio Ramírez recoge en este libro una selección de sus mejores artículos entorno a la Iglesia Católica, desde un punto de vista crítico y a veces mordaz.

Escritos con una gran finura irónica que, lejos de ser hirientes, analizan cuidadosamente la actualidad eclesial desde su formación como teólogo y creyente ferviente, el autor nos da su particular punto de vista acerca de la Iglesia, tal y como es percibida desde dentro y desde fuera de la misma Institución.

Su trayectoria como autor de narrativa, tanto en novela como en relatos cortos, se deja sentir a través de sus comentarios que rezuman una buena dosis de arte literario, tal y como lo expresan a menudo los lectores de los periódicos digitales en los que publica sus reflexiones.

La mayoría de estos artículos han sido publicados primeramente en Internet y ahora ven la luz en papel, respondiendo a la demanda de aquellos que siguen la actualidad de la Iglesia a través de sus ojos críticos y a la vez cargados de una enorme sensibilidad espiritual, como lo son sus comentarios a diversos pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Siempre fiel a la Iglesia, Fausto Antonio Ramírez no deja de buscar argumentos con los que dar razón de su esperanza, y sobrepasar el estadio primero de la fe del carbonero. El conocimiento que tiene de la Iglesia desde dentro, y su formación como teólogo y biblista nutren sus reflexiones de un hondo calado, que lejos de ser superficiales, invitan al lector a un camino de profundización personal que no le será indiferente.

La búsqueda de la verdad se ha convertido en este autor en una obsesión insaciable a la que no está dispuesto a darle tregua. A menudo, a través de la actualidad más rabiosa que se desgrana de las noticias que a diario genera la Iglesia, Fausto Antonio Ramírez se atreve a dar su particular punto de vista, como una forma de compromiso o de lucha por una Iglesia más evangélica, veraz y transparente.

Propongo al lector acercarse con espíritu abierto, dejándose llevar por la propia lógica del discurso, de modo, que sin perder su criterio, pueda compartir en estas lecturas una experiencia apasionada, motivada por el deseo de aportar un poco de razón a lo que es noticia de interés general (del Prólogo: Luis Carlos Espinosa).


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